¿Hay que vacunarse para ir a Egipto? ¿Cuáles son las enfermedades a las que prestar mayor atención? ¿Qué dolencias leves pueden aparecer durante el viaje? ¿Es obligatorio contar con un seguro? Estas son algunas cuestiones que tratamos en esta página dedicada a un tema tan importante como es la salud.
En 2020, la crisis de la Covid-19 paralizó el turismo a nivel global. Sin embargo, gracias a los esfuerzos y adaptaciones, Egipto ha avanzado en su proceso de reapertura al mundo.
Después de afrontar retos sin precedentes debido a la pandemia, es un placer comunicar a nuestra distinguida comunidad de viajeros que la situación sanitaria en Egipto ha mostrado notables avances. Afortunadamente, hemos trascendido la urgencia que representaba el Covid-19 en nuestro territorio.
Actualmente, para quienes deseen explorar la magia de Egipto, ya no es requerido presentar pruebas PCR ni ningún otro tipo de documentación relacionada con la enfermedad para ingresar.
La cercanía de Egipto con respecto a otros países del África subsahariana, las desiguales condiciones de higiene entre la población y la fauna salvaje y exótica de determinadas regiones ha hecho que, históricamente, algunas enfermedades hayan prevalecido entre la población. Por ello, están recomendadas algunas vacunas para ir a Egipto, y una de ellas es de carácter obligatorio en determinados casos. Veámoslo.
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica transmitida por mosquitos, que puede provocar icteria (coloración amarillenta de la piel), fiebre, cansancio, dolor muscular y cefaleas. Y en algunos casos graves, hemorragias y muerte.
Sin embargo, en Egipto es rarísima, pues los mosquitos que transmiten la enfermedad (de los géneros Aedes y Haemogogus) no están presentes en este país. Sí lo están en los países vecinos del sur, como Sudán.
Por ello, de todas las vacunas para ir a Egipto que mencionamos en esta página, es la única que tiene carácter obligatorio, pero solo para viajeros que proceden de esos países o cuando se ha realizado una escala prolongada en un aeropuerto situado en ellos, donde la enfermedad es endémica.
Es una infección respiratoria que se transmite de persona a persona, por contacto estrecho con un infectado o en ocasiones a través de productos lácteos. Es una enfermedad presente en Egipto, pero ni mucho menos galopante como en otros países de África. En relación a ella, no hay que vacunarse para ir a Egipto y en el improbabilísimo caso de contraer la enfermedad, existen fármacos eficaces para su tratamiento.
Puedes tomar en consideración otras vacunas para ir a Egipto, en relación a ciertas enfermedades documentadas en el país. Pero no son obligatorias en ningún caso. Además, algunas de ellas ya las tendrás inoculadas, pues forman parte del calendario obligatorio de vacunación en tu país de origen, sin necesidad de someterte a dosis de recordatorio.
En cualquier caso, te recomendamos consultar tu propio historial médicoy, a efectos informativos, te mostramos estas otras posibles vacunas para ir a Egipto, clasificadas en ‘Generalmente recomendadas’ y ‘Recomendadas en situaciones especiales’, según la Asociación Española de Vacunología:
Como se deduce de lo explicado en el anterior apartado, es realmente improbable contraer las enfermedades descritas. Y el riesgo se reduce prácticamente a cero si se toman las medidas indicadas, como administrarse las mencionadas vacunas para ir a Egipto. Sin embargo, hay otras dolencias más leves que son más comunes si no se tiene cuidado y que pueden condicionar negativamente tu viaje.
A continuación las mostramos, así como unos consejos rápidos para prevenirlas.
Es quizás la dolencia más común entre los turistas que viajan a Egipto y suele producirse por intoxicación por agua o comida. Hay que tener en cuenta que el cambio de dieta puede producir un desequilibrio en el estado de salud de cualquier persona, incluso cuando se visita un país cercano y con una cultura parecida. Pero si a eso le añadimos un cambio brusco en los alimentos a ingerir o en el agua a beber, las probabilidades de sufrir esos desajustes aumentan.
Las consecuencias suelen ser dolores de estómago, diarrea o vómitos. Con reposo o antisépticos estomacales, esos síntomas deberían ser transitorios y remitir, por lo que te recomendamos llevar medicación de este tipo o adquirirla en una farmacia cercana. Si los síntomas persisten después de 3 días y/o van acompañados de otros síntomas como la fiebre, es recomendable visitar a un especialista para descartar que se trate de un problema mayor, como la disentería.
La principal medida de prevención es la de beber agua embotellada en todo momento. Puede que no siempre sea posible tener una botella a mano, pues verás que tu ritmo de hidratación en Egipto será más frecuente de lo habitual. Para evitar verte en esa situación, se recomienda llevar soluciones purificadoras de agua del grifo, a pesar de que en El Cairo y otras grandes ciudades la población sí bebe agua corriente con normalidad. Y con respecto a la comida, deberás hacer valer tu instinto, evitando restaurantes y locales que no tengan unos estándares de higiene aceptables.
Si viajas con Egipto Exclusivo, puedes estar tranquilo de esto último, pues te llevaremos a restaurantes locales donde la higiene se cuida al máximo, como ya llevamos años comprobando con nuestros propios clientes.
Como explicamos en la página Clima de Egipto y en las guías de cada destino, las temperaturas que se registran en este país son muy altas, sobre todo en los meses más cálidos y en las horas centrales del día. A ello se une una enorme insolación, motivada por la escasa nubosidad propia del desierto y la ausencia de espacios con sombra en yacimientos arqueológicos.
Por tanto, eso puede producir dos efectos adversos para la salud. El primero, un golpe de calor, que se puede manifestar con mareos, dolor de cabeza, cansancio o incluso vómitos. El segundo, más grave, es la insolación, que implica una alteración en el mecanismo de refrigeración del propio organismo, incapaz de generar sudor. Esto último puede derivar en una pérdida de consciencia y se debe tratar inmediatamente por un especialista.
Para prevenir ambas adversidades, debes hidratarte continuamente, más de lo que sueles hacer en tu lugar de origen. También tendrás que cubrir tu cabeza en todo momento, ya sea con una gorra, un sombrero, un pañuelo al estilo beduino o incluso un hiyab o velo en el caso de las mujeres. También te puede ser útil un abanico de mano, un accesorio que ya se usaba en el Antiguo Egipto.
Además, se recomienda organizar la jornada de tal manera que las horas centrales del día no se dediquen a visitas a pleno sol. Es preferible visitar los monumentos y yacimientos al aire libre a primerísima hora del día y también por la noche, pues existen numerosos espectáculos de luces y colores en ellos. A partir del mediodía y después del almuerzo, será mejor que visites un museo climatizado, que permanezcas en tu vehículo con el aire acondicionado encendido, que te des un chapuzón en la piscina o en la playa o que te retires a descansar, como hace la población local.
La incidencia de los rayos solares es muy fuerte en Egipto, pues ‘caen’ muy verticales a mediodía, especialmente en el sur del país. Hay que recordar que, por ejemplo, en Aswan la latitud es de 24º N. Y eso pone a tu piel en serio riesgo, pues puede sufrir quemaduras solares si permanece al descubierto un rato, por corto que sea.
Otro problema relacionado es la enorme radiación ultravioleta, que se mide según el índice UV (de 0 a 11). A la latitud meridional y la escasa nubosidad se añade la capacidad de reflexión de la arena del desierto, empujando al alza dicho índice. Eso hace que, por norma general, el riesgo sea casi siempre ‘muy alto’ (de 8 a 10) o ‘extremadamente alto’ (por encima de 10) entre abril y septiembre en todo el país, y prácticamente todo el año en los destinos más sureños.
El consejo para evitar ambos problemas es poner en práctica una cuidadosa protección. En el caso de las quemaduras solares, es fundamental aplicarse una crema con alto factor solar (factor 50), incluso en pieles oscuras. Además, es preferible cubrirse el cuerpo entero, incluidos los brazos con una manga larga, pero que sea de algodón o de un tejido muy fino y ligero.
Y para evitar los daños oculares, lleva siempre gafas de sol con un alto índice de protección (índice 4), pensados para proteger los ojos en casos de elevada radiación ultravioleta y durante exposiciones prolongadas. Esas gafas de sol también deberían tener cristales polarizados para bloquear la incidencia de los rayos horizontales o ‘rebotados’ en otras superficies, como el agua del mar o del río Nilo.
Muchas de las especies de la fauna de Egipto son exóticas e inexistentes en tu lugar de origen. Eso suele generar un gran interés entre los viajeros, pero nunca se deben descuidar algunas precauciones básicas, puesto que pueden suponer también una amenaza para la salud.
Mención especial merecen los mosquitos, insectos habituales en lugares cálidos y húmedos, como pueden ser las orillas del río Nilo o ambientes de costa. Por lo general, sus picaduras son molestas y pueden llegar a infectarse, pero en Egipto no dan lugar a enfermedades más graves, salvo que el afectado tenga algún tipo de alergia. Los más ‘agresivos’ son los jejenes, en las playas mediterráneas.
En cualquier caso, hay que aclarar que, pese a su nombre, no hay incidencia de virus del Nilo Occidental en Egipto, enfermedad transmitida por insectos. En este país se identificó y se investigó a mediados del siglo XX y se han dado brotes en humanos en el sur de Europa, pero en Egipto no. Y como indicábamos en el apartado dedicado a la fiebre amarilla (ver ‘Enfermedades más habituales y vacunas para ir a Egipto’), también ocasionada por la picadura de un mosquito, esta enfermedad no se origina en Egipto, sino en países cercanos del África subsahariana.
Para todos estos casos, la principal medida de precaución es aplicar un buen repelente de mosquitos en la piel o en la ropa y llevar encima cremas para el alivio de picotazos, en el caso de que estos se produzcan.
Por último, incluimos aquí los animales salvajes más por conocimiento que por riesgo real, pues salvo que te introduzcas en lugares recónditos, no deberías tener problemas en este sentido. Destacan su variedad de serpientes, algunas de ellas venenosas, como la famosa naja haje (o áspid de Cleopatra), y el mítico cocodrilo del Nilo, abundante y sagrado en el Antiguo Egipto pero que ahora ha quedado relegado a las orillas del Lago Nasser.
Por lo que respecta a la infraestructura médica de Egipto, se puede decir que los hospitales y centros sanitarios privados presentan unas buenas condiciones generales, aunque el precio de un tratamiento o una intervención puede ser caro. No se puede decir lo mismo de los hospitales públicos, mucho más limitados a la hora de tratar alguna dolencia compleja.
Las farmacias, por su parte, suelen estar bien dotadas de medicamentos. Sus dependientes están acostumbrados a atender en inglés a viajeros extranjeros y dispensan un buen trato.
También conviene recordar que los barcos que realizan los cruceros por el Nilo no suelen contar con hospital o doctores a bordo, y solo en los de mayor categoría puede haber una sala de enfermería con botiquín e instrumental básico.
El seguro de viaje no es obligatorio para viajar por Egipto, pero sí absolutamente recomendable. Por todo lo explicado en el apartado anterior, contratar una póliza que cubra tu estancia en este país te permitirá moverte con mayor tranquilidad y, sobre todo, abordar con garantías cualquier imprevisto relacionado con la salud, como tratamientos médicos u operaciones quirúrgicas.
El seguro de viaje también te será útil en otras cuestiones relacionadas con la seguridad, como pueden ser los robos o los incidentes en carretera, si tienes pensado conducir en este país. En cualquier caso, es fundamental leer con detenimiento todas las coberturas incluidas en la póliza, pues estas pueden ser muy variables de una compañía a otra: obligatoriedad de haberse inoculado previamente ciertas vacunas para viajar a Egipto, intervenciones en hospital (importe cubierto y/o con franquicia), atención y traslado en ambulancia, etc.
Todas las indicaciones sobre las enfermedades y vacunas para ir a Egipto tienen un carácter informativo y preventivo, pero no deben generar en ti un efecto disuasorio. Como entenderás, Egipto está acostumbrado a recibir millones de visitantes cada año y la inmensa mayoría no tienen ningún tipo de problema. Y en el caso de producirse, son fácilmente solucionables con el apoyo de la agencia y los medios disponibles en el país.
En Egipto Exclusivo planificaremos un viaje con todas las garantías y con capacidad de reacción ante cualquier tipo de eventualidad. De hecho, todos nuestros viajes incluyen un seguro que cubre gastos de cancelación y atención médica, entre otras coberturas. Y si durante tu viaje sigue habiendo alerta Covid, encontrarás coberturas especiales para afrontar cualquier riesgo, como la mencionada cuarentena en tu destino.
Así que si necesitas más detalles sobre esta cuestión, solo tienes que ponerte en contacto con nosotros. ¡Estamos a tu disposición!
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