Conocer la geografía de Egipto te ayudará a organizar mejor tu viaje, pues se trata de un país de enormes dimensiones y de grandes contrastes paisajísticos. Y en ocasiones sin solución de continuidad entre unos y otros, pasando de las áridas tierras desérticas a las fértiles vegas del Nilo o al paisaje costero típico del Mediterráneo y del Mar Rojo, por citar algunos ejemplos. Por ello, en estas líneas te explicamos dónde está Egipto, con qué países limita, cuáles son sus grandes regiones naturales y cuál es su división administrativa. ¡Te servirá para formarte un mapa mental antes de emprender rumbo al país de los faraones!
Enclavado entre dos continentes: esa es la original ubicación donde está Egipto. La mayor parte de su territorio se encuentra en el extremo nororiental de África, mientras que la otra parte (Península del Sinaí) está ya en Asia. Su territorio abarca más de un millón de km2, lo que supone aproximadamente el doble que España. Tiene frontera con cuatro países:
Una curiosidad sobre las fronteras que trazan la geografía de Egipto es que su extremo suroeste es un trifinio, es decir, un punto en el que confluyen los límites de tres países distintos: la de Sudán, la de Libia y la del propio Egipto. Un punto que no fue elegido al azar, pues está lleno de simbolismo: es el Monte Uweinat, con grabados prehistóricos en piedra arenisca que representan animales (jirafas, gacelas, avestruces, etc.) y figuras animales, efectuados por bosquimanos hace decenas de miles de años.
Además, otra característica importante de la geografía de Egipto es la importancia de sus líneas de costa: cuenta con casi 2.500 km en total. Están bañadas por las aguas de dos mares distintos: las del Mar Mediterráneo al norte y las del Mar Rojo al este del país, en la parte africana y en la parte asiática del país. Son dos mares que, por cierto, están conectados entre sí gracias a la extraordinaria obra de ingeniería que supuso el Canal de Suez, todo un hito para la navegación marítima mundial en 1869.
Más allá de la división administrativa del país, que te mostramos más abajo, la geografía de Egipto se puede dividir en grandes regiones naturales, con grandes diferencias entre sí, y todas ellas de gran interés desde el punto de vista turístico. Resulta clave conocerlas y saber ubicarlas, puesto que la terminología sobre ellas es muy variada y en ocasiones puede llevar a confusión. Además, familiarizarte con estas regiones te permitirá tomar tus decisiones sobre los destinos a visitar o el recorrido a hacer en tu circuito. Son las siguientes.
Es la gran porción de tierra que se forma en la desembocadura del río Nilo. Cuando lo vemos en un mapa de la geografía de Egipto, se aprecia que tiene aspecto triangular. Y eso es lo que motivó su nombre, que se lo dieron los antiguos griegos: Delta, como la letra del alfabeto griego (Δ), pues tiene su misma forma, aunque de manera invertida.
Esta peculiar forma se da porque, en realidad, el río Nilo se divide al norte de El Cairo en dos brazos casi simétricos: el ramal de Rosetta y el ramal de Damieta. Desde una a otra desembocadura hay unos 160 km. Pero para calcular su longitud total se toma como referencia Alejandría en el extremo occidental y Puerto Said en el extremo oriental: el resultado es una distancia de unos 240 km entre ambos puntos.
En sentido norte-sur, desde el extremo septentrional en la costa mediterránea hasta su bifurcación a las afueras de El Cairo, la distancia es de 160 km aproximadamente. Todo ello lo convierte en uno de los deltas fluviales más grandes del mundo. Y los terrenos que se extienden a ambos lados de estos ramales conforman un terreno muy fértil para la agricultura, en radical contraste con las áridas tierras desérticas circundantes.
Precisamente por ello, esta región natural es, a su vez, una zona muy poblada en términos totales, estando entre las de mayor densidad demográfica. Se estima que aquí viven unos 40 millones de personas, lo que supone aproximadamente el 40% de los habitantes del país, con una tasa de 1.000 habitantes por m2 fuera de las áreas urbanas y más de 50.000 habitantes por m2 en algunas ciudades. Además de las mencionadas Alejandría y Puerta Said, otras ciudades importantes son Tanta, El Mensurà, Damanhur y Zaqaziq.
El Cairo, capital del país, es una megaciudad que, por sus dimensiones e importancia, conforma una región en sí misma dentro de la geografía de Egipto. No sólo de forma administrativa, pues está constituida como Gobernación propia, sino también por su paisaje urbano: se trata de una inmensa metrópolis, con un skyline en el que se mezclan los rascacielos y los minaretes de las mezquitas, y donde la trama metropolitana se pierde en el horizonte, hasta donde los ojos del viajero no pueden llegar. Su desarrollo se aceleró vertiginosamente en las últimas décadas, dando lugar a lo que muchos expertos llaman hiperubanización.
No en vano, El Cairo cuenta con unos 8 millones de habitantes en su término municipal, pero asciende a 16 millones si contamos también su área metropolitana, según el censo oficial (otras fuentes elevan la cifra a 20 millones). Por ello, es la concentración urbana más grande de toda África y una de las más grandes del mundo.
Tradicionalmente, esta zona está considerada el centro del país, aunque si miramos un mapa de la geografía de Egipto no se encuentra exactamente en el medio del país. Sin embargo, recibe este nombre porque es el nexo de unión entre el Delta del Nilo y el Alto Egipto. Su terreno es similar al de ellas en cuanto a fertilidad, pero su desarrollo urbanístico es tal que su actividad ya no está ligada a la agricultura, sino al sector servicios: es el centro financiero y económico del país.
En este gran epicentro de Egipto también se encuadran otras ciudades que albergan algunos de los grandes reclamos turísticos del país, como las pirámides de Giza, la pirámide de Saqqara o la necrópolis de Menfis (que hoy forma parte de la población de Mit Rahina). A ello se suman todos los atractivos de la capital, entre los que destaca el Museo Egipcio y el centro histórico de El Cairo, por lo que nuestros circuitos tienen aquí un alto en el camino muy importante.
El Alto Egipto es una región natural muy estrecha pero muy larga, pues está formada por el fértil valle del Nilo, desde aproximadamente el oasis del Fayum (al sur de la antigua Menfis) hasta la primera catarata de este gran río (a la altura de la ciudad de Aswan), suponiendo unos 850 km de longitud en total. A ambos lados del cauce fluvial surge la superficie fértil de la vega, que abarca entre 1 km y 20 km en sentido lineal, según el tramo.
Conviene no confundir el concepto de Alto Egipto con el de Alto Nilo: este segundo término hace referencia al primer tramo del río, que en realidad no forma parte de la geografía de Egipto: son dos ramales (Nilo Blanco y Nilo Azul), que discurren por tierras del este de África (Etiopía, Uganda, Tanzania, Kenia, etc.) y que se unen en Jartum (Sudán). Por contra, se llama Bajo Nilo a todo el curso fluvial situado en territorio egipcio y que, aunque no lo parezca, representa sólo una pequeña parte del curso total de este gran río, de más de 6.800 km de longitud desde sus nacimientos.
Esta región es también una de las más atractivas de toda la geografía de Egipto, no sólo por los numerosos monumentos conservados de la época del Antiguo Egipto, sino también por la fascinante manera en que se pueden descubrir: a bordo de cruceros, de mayor o menor tamaño, normalmente remontando las aguas desde Esna hasta Aswan. Esa es precisamente nuestra principal ruta, a la que añadimos un encanto especial: navegar en una dahabiya de lujo, embarcación tradicional a vela.
El Egipto Medio es una distinción que no encontrarás en ningún mapa oficial sobre la geografía de Egipto, pues tiene más bien un carácter histórico: era una subdivisión que se manejó en la Antigüedad. Sin embargo, todavía sigue usándose de manera informal u oficiosa por los propios egipcios. Este territorio englobaría las tierras del valle del Nilo desde el oasis del Fayum al norte hasta la ciudad de Asiut al sur.
A nivel turístico es muy útil referirse al Egipto Medio porque en esta porción del valle del Nilo se ubican monumentos históricos de enorme valor y ciudades que atraen a multitud de visitantes. Es el caso de Amarna, Asiut, Abidos o Dendera, así como el mencionado oasis del Fayum.
En cualquier caso, no hay que confundir con el concepto de Imperio Medio de Egipto o Reino Medio de Egipto, que sólo hace mención a un periodo histórico del Antiguo Egipto (desde 2050 hasta 1750 a. C, aproximadamente), pero no tiene implicaciones geográficas.
Nubia es una región histórica integrada actualmente en Egipto (Baja Nubia, al sur del país) pero también en Sudán (Alta Nubia, al norte de este país). La Baja Nubia se sitúa entre la primera catarata del Nilo y la frontera con Sudán, muy cerca de la segunda catarata (ya en territorio sudanés). No representa una división administrativa como tal en ninguno de los dos países, pero en un mapa de geografía de Egipto la verás encuadrada en la Gobernación de Aswan.
Es un territorio al que se hacen muchas referencias durante los viajes a Egipto, especialmente en los cruceros por el Nilo, puesto que buena parte de su recorrido discurre por un territorio que en su momento perteneció a lo que fue un reino independiente. Aún tiene características y costumbres diferenciadoras, como su arquitectura o sus antiquísimas lenguas, de gran valor historiográfico pues la antigua Nubia está considerada como una de las cunas de la civilización, junto con Mesopotamia y el entonces vecino Antiguo Egipto.
En realidad, buena parte de los poblados de la Baja Nubia quedaron anegados a mediados del siglo XX con la construcción de la presa de Aswan. Esta obra cambió sustancialmente la geografía del Egipto meridional, pues embalsó las aguas del Nilo en el Lago Nasser, haciendo subir el nivel del cauce del río varios centenares de metros. Y eso forzó el desplazamiento de la mayoría de nubios egipcios a otras ubicaciones, por ejemplo a la Isla Elefantina de Aswan y a numerosas ciudades del país.
Por tanto, en la actualidad la Baja Nubia está dominada por este gran lago que presenta un paisaje diferente al resto del valle del Nilo: la masa de agua en este gran pantano se muestra más amplia y encajonada, sin existencia de vegas fértiles a sus lados, puesto que sus orillas son más accidentadas y, al haberse generado artificialmente, sus suelos no son aluviales.
El desierto es, junto al Nilo y las costas marítimas, el otro gran elemento natural de la geografía de Egipto. En realidad son dos, siendo el más grande el Occidental, que en realidad es la porción más oriental del desierto del Sahara y se extiende desde la frontera con Libia al oeste hasta la vega izquierda del río al este. Ocupa cerca de dos tercios de la superficie total del país, por lo que una inmensidad es difícil de imaginar si no se ha estado nunca en él: abarca más de 650.000 km2 donde es posible encontrar enormes extensiones de dunas doradas, como las el Gran Mar de Arena, o formaciones geológicas caprichosas, como las del Desierto Blanco, cuyo nombre refleja este color que engaña al turista: ¡parece un infinito manto de nieve y algunos lo llaman ‘el Alaska egipcio’!
Se trata, por tanto, de terreno inhóspito y árido en la mayor parte de su territorio, pero perfecto para experiencias relacionadas con la extrema soledad y la tranquilidad, como es el caso de los viajes de meditación y yoga. Su sobrecogedor silencio y su cielo puro, límpido durante el día y estrellado por la noche, son compañeros inseparables de quienes se adentran en él.
Sin embargo, en este Desierto Occidental surgen, casi como por arte de magia, oasis espectaculares, fruto de las aguas embalsadas subterráneamente. Son, desde hace milenios, elementos muy característicos de la geografía de Egipto, pues hacen posible la vida. Y para gozo del turista, con paisajes de sorprendente belleza. Así ocurre, por ejemplo, con el famoso Oasis de Siwa, pero también con otros muchos como el de Baharia o el de Dakhla, a los que nuestra agencia te puede llevar.
La geografía de Egipto está también condicionada por otro gran desierto: el Oriental o Arábigo, que se extiende al este del Nilo, abarcando otros países al sur (Eritrea y Sudán), pero también la Península del Sinaí, situada al otro lado del Mar Rojo. En este caso, el terreno es aún más inhóspito y árido si cabe, pues apenas existen oasis que proporcionen agua y una mínima fertilidad a la tierra. En cambio, son numerosos los wadis, es decir, los lechos de río secos que sólo llevan agua en algunos periodos del año o como fruto de precipitaciones puntuales.
El terreno aquí es más accidentado y montañoso, con una cordillera que cuenta con las cimas de la geografía de Egipto: rondan o sobrepasan los 2.000 metros en algunos casos, como el Shaiyb al-Banat (2.187 msnm). Lo mismo ocurre al otro lado del Mar Rojo, en la península del Sinaí, donde las elevaciones naturales son aún más altas (Monte Catalina, 2.642 msnm), más espectaculares y más legendarias, puesto que en el Monte Sinaí (2.285 msnm), según el Éxodo de la Biblia, Dios entregó a Moisés las tablas de los Diez Mandamientos. Por esto y por algunos importantes templos (monasterios de San Antonio, de Santa Catalina y de San Pablo), es una zona de interés para el Cristianismo, por donde nuestra agencia organiza viajes de peregrinación.
La Península del Sinaí es fácil de reconocer en un mapa de geografía de Egipto, puesto que se trata de la gran porción de tierra triangular que se asienta ya en el continente asiático. Una península que, por cierto, fue devuelta al país en 1982 en virtud de los acuerdos de Camp David firmados con Israel, que la ocupó durante década y media.
Como decíamos Egipto tiene casi 2.500 km de costa, donde el paisaje natural y humano cambia notablemente, como es de imaginar. Ambos litorales son el mejor exponente del gran desarrollo turístico que ha alcanzado en las últimas décadas el país, que ha sabido diversificar enormemente este sector: ya no sólo es posible disfrutar del histórico periodo del Antiguo Egipto ni del ajetreo que ofrecen las pintorescas y bulliciosas ciudades del Delta y el valle del Nilo, sino que también es muy atractivo relajarse en los mejores resorts de sol y playa en muchos puntos de la geografía de Egipto.
La costa mediterránea se compone de unos 1.000 km de longitud, en el extremo norte del país. Tradicionalmente ha sido una zona olvidada por las civilizaciones pasadas, por quedar a desmano del fértil valle del Nilo, y se empleaba más bien como vía de tránsito para mercaderes y ejércitos, tanto antiguos como modernos (tumbas de El Alamin, de la Segunda Guerra Mundial). Pero como decíamos, todo ello ha cambiado: la proporción entre resorts turísticos y ruinas arqueológicas cae aquí del lado de los primeros, formando una extensa línea de construcciones en primera línea de playa. Así ocurre sobre todo al oeste del Nilo, mientras que al este del Delta, ya en la franja correspondiente a la Península del Sinaí, las zonas de baño son menos numerosas, menos concurridas y más naturales.
Por su parte, la costa del mar Rojo supone casi 1.500 km de la geografía de Egipto, repartida tanto por la parte africana como por la parte asiática (Península del Sinaí). El desarrollo turístico es también aquí patente, con complejos hoteleros surgidos al pie de sus aguas cálidas y cristalinas, en un entorno de clima moderado. Entre los destinos más consolidados están Hurgada y Sharm el-Sheij. Estos y otros lugares costeros tienen, además, el aliciente de su atractivo submarino: es uno de los mejores lugares del mundo para practicar buceo, con arrecifes de coral y otros espectaculares ejemplos de biodiversidad marina.
Entre la costa mediterránea y la del Mar Rojo surge una obra de ingeniería que se puede calificar, nunca mejor dicho, de faraónica: el Canal de Suez. Este canal artificial, construido a mediados del siglo XX, une las aguas de ambos mares, que se sitúan a distinto nivel: el mar rojo está 1,2 metros por encima, aunque su delicado equilibrio depende también del flujo de las mareas.
Para la geografía de Egipto, este canal abarca 163 km en línea recta. En su lado norte, comienza en Puerto Said y discurre junto al extremo oriental del Delta del Nilo. En su curso hacia el sur, une su cauce con las aguas del Lago Timsah y, sobre todo, con el Gran Lago Amargo, para continuar hasta Suez, ciudad que le da nombre. A lo largo de esta franja de terreno, y especialmente en las ciudades de cabecera, la economía gira en torno a este paso marítimo, clave en el comercio internacional. Pero en las orillas de sus lagos también ha comenzado a crecer un incipiente turismo de sol y playa, como por ejemplo en Ismailía, dirigido principalmente a la población egipcia.
Desde un punto de vista puramente administrativo y político, la geografía de Egipto tiene otra división, que también es interesante conocer aunque será menos importante para tu viaje. El Estado, constituido como República Árabe, está dividido en 27 gobernaciones, cuyos máximos responsables (gobernadores) son nombrados directamente por el presidente del país. Por orden alfabético, son las siguientes: Alejandría, Aswan, Asiut, Behera, Beni Suef, El Cairo, Dacalia, Damieta, Fayún,Elsharquia , Giza, Ismailía, Kafr el Sheij, Matrú, Menia, Menufia,Elwadi Elguedid , Sinaí del Norte, Puerto Said, Caliubia, Quena, Mar Rojo,Gharbia , Suhag, Sinaí del Sur, Suez y Luxor.
Varían mucho unas de otras, tanto en superficie como en número de habitantes. Las más grandes son, por este orden, Nuevo Valle(ElwadiElguedid), Mar Rojo y Matrú, pues todas ellas abarcan enormes extensiones de desierto. Las más pequeñas, por su parte, apenas engloban el territorio de una ciudad, como Luxor, Puerto Said o El Cairo. Por lo que respecta a las más pobladas, sobresalen El Cairo, Giza, Oriental (o Sharquia), Behera y Dacalia, todas ellas en la zona Centro o en el Delta del Nilo.Además, cabe decir que, como ocurre en otros muchos países, la geografía de Egipto engloba algunos territorios en disputa, en este caso con Sudán: el Triángulo de Hala’ib y el de Bir Tawil. El primero se sitúa junto a la costa del Mar Rojo al norte del paralelo 22ºN, mientras que el segundo está en el interior de territorio y al sur de dicho paralelo. Sudán reclama que el primero, que tiene yacimientos petrolíferos explotables, recaiga sobre su soberanía y que el segundo lo haga bajo soberanía egipcia. Por su parte, la interpretación egipcia es la contraria, y es en definitiva el país que controla de manera efectiva el Triángulo de Hala’ib.
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