Aswan, en el Egipto más meridional, es una ciudad pequeña pero de gran personalidad, con un encanto especial y diferente al resto del país, en buena medida por su relación con la cultura nubia. Además, su ritmo es más tranquilo que el de otras ciudades egipcias, sobre todo las más densamente pobladas y situadas en el Delta del Nilo.
Por todo ello, bien merece la pena hacer turismo en Aswan y no reducirla solo a mera plataforma para desplazarse hasta Abu Simbel. Así que en estas líneas te contamos todo lo que debes saber de Aswan: qué ver en Aswan y sus alrededores, cómo llegar hasta aquí y otra información de interés. Y recuerda que Egipto Exclusivo puede ayudarte a planificar una experiencia a medida, con servicios personalizados de la máxima profesionalidad.
Aswan, que también se suele escribir ‘Asuán’, recibe a menudo el calificativo de ‘la Puerta de África’. Y eso nos da pistas sobre su ubicación y carácter. Se trata de la ciudad situada más al sur de todo Egipto, a la altura de la primera catarata del Nilo, que en realidad es un tramo de río que hace inviable la navegación por su escasa profundidad y por la abundancia de cantos y rocas que sobresalen a la superficie.
Por ello, Aswan siempre tuvo algo de ‘frontera’ entre Egipto y Nubia, antiguamente también llamado el Reino de Kush. Es, por tanto, la última parada del Alto Egipto, situada a unos 250 km de Luxor, la principal ciudad de esta región histórica.
Es fácil imaginar que el clima desértico de Aswan cae con especial rigor sobre sus gentes, por su ubicación meridional y por estar rodeado de desierto, pues la vega del Nilo aquí es especialmente estrecha. Por tanto, notarás que la vida decae en las horas centrales del día para reactivarse a medida que se acerca el atardecer. Estos son algunos valores que te pueden servir de orientación:
Por todo ello, aprovechamos para recordarte los consejos básicos que debes seguir para combatir el fuerte calor y la gran insolación que encontrarás en Aswan y en Egipto en general: cúbrete bien la cabeza con una gorra o sombrero, protege tu piel con cremas solares de factor alto, lleva gafas de sol y ten siempre a mano agua para hidratarte.
Sin embargo, paradójicamente, se puede hablar de una pequeña excepción a todo esto: el microclima que se puede sentir levemente en las islas de Aswan, formadas en el ancho cauce del Nilo a su paso por la ciudad. Si das un paseo a pie por esas islas o navegas con una faluca entre ellas, notarás que aquí hay una cierta presencia aire más fresco que, unido a la sombra de sus sicomoros, permite un pequeño respiro a los turistas.
Al tratarse de un lugar fronterizo, la historia de Aswan ha sido a menudo un pulso por su control entre el Egipto faraónico al norte y el Reino nubio de Kush al sur. Los primeros fueron los que más impusieron su poderío, aunque también hubo periodos de debilidad que los cusitas aprovecharon para extender su dominio por aquí y por otros puntos más septentrionales del Valle del Nilo. En especial, cabe citar la Dinastía XXV (747-664 a. C.), originaria de Kush, que impuso su poder en Aswan y en Egipto prácticamente al completo.
En realidad, el nombre antiguo de Aswan era Swenet o Sunt y, como puede leerse en múltiples obeliscos y Libros de los Muertos, era concebido como el inicio de Egipto, el lugar desde el que comenzaba territorialmente el país, por ser el lugar donde se encontraba la primera catarata del Nilo y, por tanto, impedía ir más allá en barco… o venir más acá de esa misma manera.
Esta particularidad geográfica fue aprovechada económicamente por Aswan: desarrolló una gran prosperidad por convertirse en un punto estratégico para el comercio, pues era lugar de paso obligado para las caravanas de elefantes que traían perfumes, oro, plumas de avestruz, esclavos y otros muchos bienes desde el sur. Así lo hacían inicialmente para el aprovisionamiento de los faraones y de su administración, pero también posteriormente para la corte de los sultanes y de su aparato burocrático. De hecho, el nombre actual de Aswan deriva de la denominación dada por los coptos: Souan, que podría traducirse como ‘comercio’.
Además de ello, la economía de Aswan tuvo otro gran pilar, nunca mejor dicho: sus canteras, de las que salieron los bloques de piedra más preciados de todo Egipto, especialmente los granitos de tonalidades roja, negra y gris. Alcanzaron lugares muy diferentes del país, como Giza (cámaras funerarias de las famosas pirámides), Heliópolis o Alejandría (Agujas de Cleopatra). Pero el mejor ejemplo de ello, en cambio, lo podemos ver en una cantera in situ: el obelisco inacabado, al que hacemos referencia más abajo.
La época grecorromana también fue muy próspera para Aswan, como puede deducirse de la presencia de numerosos templos de aquel periodo en la zona, como el de Isis en la isla de Filae. La dinastía ptolemaica y posteriormente los emperadores romanos, por medio de sus procónsules, se ganaron el respeto más por asimilación cultural que por imposición.
También el cristianismo, que por cierto caló hondo entre la población nubia, dejó su impronta en la zona, como puede apreciarse en el monasterio de San Simeón, del siglo VII. Pero a mediados del siglo VIII, Aswan fue conquistada por las tropas árabes y rápidamente pasó a tener una gran importancia estratégica, pues servía como dique de contención para las escaramuzas de los nubios desde sur, que resistían en defensa del cristianismo. Pero no fueron capaces de revertir la situación, por lo que se abrió un periodo de varios siglos de convivencia religiosa hasta que progresivamente la religión islámica fue imponiéndose como dominante.
La irrupción de la Egiptología y la Egiptomanía en el siglo XIX volvió a traer a Aswan a la primera plana, popularizándose como refugio invernal para europeos pudientes. Eso provocó que se emprendiera una cierta ‘occidentalización’ de la ciudad, con la construcción de edificios y espacios de aire victoriano y francés. Ejemplos de ello son la Corniche y el famoso hotel Old Cataract Hotel.
Para muchos, el nombre de Aswan, en Egipto y fuera de él, está ligado a su gran presa, que embalsa las aguas del Nilo en el Lago Nasser y evita los efectos imprevisibles de las crecidas de este río. En realidad, este proyecto tomó forma a comienzos del siglo XX, con la Presa Baja, pero pronto se demostró insuficiente para esta función. Por ello, se llevó a cabo la construcción de la Presa Alta, que se inauguró en 1970, suponiendo un megaproyecto de ingeniería moderna que cambió el ritmo agrícola y vital de todo el país.
Sin embargo, también tuvo otros importantes efectos colaterales: necesidad de trasladar patrimonio histórico-artístico amenazado, cambios medioambientales en el Valle del Nilo (e incluso en la desembocadura, en el Delta) y, sobre todo, el desplazamiento forzado de la población nubia asentada a orillas del antiguo cauce del río, pues sus poblados desaparecieron bajo las aguas.
Muchas de estas personas viven hoy en esta ciudad, especialmente en la isla Elefantina, y eso supone un atractivo para el turismo de Aswan. Esta actividad económica, por cierto, ha aumentado enormemente en las últimas décadas, especialmente de la mano de los cruceros cada vez más sofisticados, que concluyen aquí, pero también gracias a la renovación y ampliación del aeropuerto de Aswan y a la construcción de nuevos hoteles con todas las comodidades, como piscina exterior y vistas al Nilo.
La conciencia de conservación del patrimonio histórico artístico también se ha consolidado y ha servido para respaldar la actividad turística. De hecho, muchos de los atractivos turísticos que ver en Aswan y que repasamos a continuación fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, bajo la catalogación de ‘Monumentos de Nubia, desde Abu Simbel hasta Filaé’.
El atractivo que siempre ha despertado Aswan entre los viajeros internacionales se ha consolidado en los últimos años con propuestas turísticas clásicas y renovadas. A continuación hacemos un breve repaso a los principales lugares que ver en Aswan si vas a pasar varios días en esta interesante ciudad del sur de Egipto.
Como no podía ser de otra manera, en el turismo de Aswan no faltan las propuestas relacionadas con el Antiguo Egipto. No son tan numerosas como las de otras ciudades y se reparten por diferentes ubicaciones, como iremos desgranando en los siguientes apartados. Pero eso no te impedirá organizar una interesante ruta con la vista puesta en el legado de la época faraónica.
Uno de los lugares más singulares es el obelisco inacabado de Aswan. Así se conoce a un enorme bloque de piedra que permanece en su ubicación original porque nunca terminó de ser extraído de la roca. Tiene unos 42 metros de largo y se cree que se trabajó en tiempos de Imperio Nuevo (Dinastía XVIII, siglo XV a.C) para ser emplazado en Karnak (actual Luxor) y formar pareja con el que había allí en aquel entonces, el de Tutmosis III, que ahora se erige en la plaza de San Giovanni en Roma.
Sin embargo, nunca fue extraído definitivamente: tres de sus lados están ya cortados pero uno permanece unido a la roca, probablemente porque se detectó algún defecto en ella. De haberse terminado, se habría convertido en el más grande jamás levantado, aunque a tenor de las visitas que recibe a diario, su fama también es grande en esta posición tumbada.
En cualquier caso, este obelisco y todo el recinto en el que descansa aporta una valiosa información sobre las técnicas de trabajo de las antiguas y célebres canteras de Aswan. Y pone de manifiesto la dificultad que entrañaba la construcción de estos monolitos tan hermosos como codiciados por las potencias extranjeras.
Muy cerca del obelisco inacabado de Aswan se encuentra uno de los lugares más interesantes del periodo islámico: el cementerio fatimí. Se trata de una gran necrópolis medieval de casi 30 hectáreas con pequeños pero originales mausoleos rematados con cúpulas de gran variedad, que se remontan al siglo IX y que están llenas de simbolismo, por servir de referencia al cielo. Las más importantes pertenecen a santos locales y aún hoy son muy veneradas por los propios habitantes de Aswan. En su momento se situaba a extramuros de la población medieval amurallada, pero posteriormente fue engullido por la población moderna tras su expansión.
La expansión de la ciudad moderna desde finales del siglo XIX nos ha dejado también interesantes lugares que ver en Aswan. Probablemente el lugar más hermoso para caminar es la Corniche, paseo peatonal a orillas del Nilo que en su momento comparaban con los de la Costa Azul francesa. Su objetivo no era solo proporcionar un recorrido agradable a pie, sino también construir un espacio apto para los amarres de embarcaciones.
Otro de los grandes símbolos del Aswan, que acogía a viajeros extranjeros de primer nivel, es el Old Cataract Hotel. Hace años tenía incluso las puertas abiertas para turistas curiosos, como si de un monumento en sí mismo se tratara, aunque hoy pertenece a una conocida cadena hotelera y su disfrute está reservado a clientes. En cualquier caso, si optas por alojarte aquí o por reservar una cena descubrirás por qué era uno de los lugares favoritos de personajes como Wiston Churchill, Jimmy Carter y, en especial, Agatha Christie: la escritora británica, amante de la arqueología, escribió aquí buena parte de su libro Muerte en el Nilo, en cuya trama también tiene presencia este alojamiento.
Pero sin duda, uno de los lugares favoritos de trotamundos, mochileros y viajeros en general es el zoco de Aswan. Es un digno sucesor del mercado que en la Antigüedad comerciaba con las preciadas materias primas que venían en las caravanas de elefantes del sur… aunque por desgracia no encontrarás género de tanto lujo. En cambio, sí representa una explosión de colores, aromas y sabores, y el mejor lugar en el que comprar artesanía y ropa local.
Por otro lado, en la ciudad actual no faltan grandes templos religiosos modernos. Es el caso de la mezquita Masjed Altabyah, cuyos dos espectaculares minaretes sobresalen del skyline de la ciudad. Además, está rodeada de jardines que dan un agradable verdor a la zona. También son destacables los templos religiosos cristianos, muestra de la vigencia que sigue teniendo esta religión entre los ciudadanos de Aswan, especialmente los de tradición nubia. Por ejemplo, la catedral copta ortodoxa, dedicada al arcángel San Miguel, de blancura impoluta y con dos torres-campanario que también llaman la atención por su altura.
Y paseando por Aswan es posible percibir la presencia de la cultura nubia, en especial en la isla Elefantina, como veremos en el siguiente apartado. Pero también en diferentes puntos del casco urbano existen casas decoradas al estilo típico nubio y establecimientos de esta naturaleza, como cafés y restaurantes, algunos de ellos con agradables terrazas hacia el río.
Todos los atractivos que hemos visto hasta ahora están en tierra firme, en la orilla oriental del Nilo. Pero si te animas a contratar los servicios de una faluca y surcar las aguas de este gran río a su paso por Aswan, descubrirás sus islas. Son lugares llenos de personalidad y en donde se puede experimentar un pequeño soplo de frescor, como comentábamos en la sección ‘Clima de Aswan’. Podrás embarcarte en los transbordadores que zarpan de la Corniche con horarios fijos y cada poco tiempo, pero también puedes alquilar la tuya para realizar un viaje más personalizado. A ello, por cierto, te ayuda Egipto Exclusivo.
Estas son las principales islas que ver en Aswan, con sus respectivos monumentos o atractivos turísticos.
Es la más grande e importante de todas. Y además, la que mayor interés turístico despierta. Entre otras razones, porque ha acogido tradicionalmente a grandes comunidades nubias, asentadas en pequeñas aldeas, por lo que representa el mejor ejemplo de esta cultura que estuvo al borde de la desaparición con la construcción de la Presa Alta de Aswan. En sus callejones entre casas hechas de adobe y pintadas con llamativos colores (naranjas, amarillos, azules, etc.) es fácil comprender la singularidad de este pueblo. En la actualidad hay diferentes alojamientos en forma de guesthouse, que puede suponer una experiencia interesante para acercarse a esta cultura. No obstante, también se ha construido algún hotel moderno, con las comodidades propias de un pequeño resort.
Elefantina es un nombre que le dieron a la isla los griegos, quienes imaginaron en las rocas graníticas de su extremo sur a una manada de elefantes bañándose en las aguas del Nilo. Más explícitos son los animales que se exhiben en Animalia: están disecados, pero sirven de hilo conductor para contar cómo era la fauna y el ecosistema que se perdió tras el surgimiento del Lago Nasser.
En la Isla Elefantina, además, se encuentran algunos de los vestigios faraónicos más importantes de Aswan. En particular, el Nilómetro, una infraestructura antigua que servía para calibrar el volumen de las crecidas del Nilo. En su cámara subterránea, a la que se accede por una escalera de piedra, se pueden ver aún los números que servían para las mediciones. Es uno de los más famosos de todos los que hay en el Nilo egipcio y su importancia radicaba en su ubicación: era el primero y, por tanto, el que mejor permitía entender cómo se iba a comportar el río ese año. Recordemos que las crecidas no se apreciaban a la vez en todo el país, sino con una semana de diferencia entre Aswan y El Cairo. Además, el volumen de la crecida era mayor en este tramo, por lo que este Nilómetro y el cercano de Kom Ombo cumplían una función clave.
También en el sur de la Isla Elefantina se ubican otros importantes vestigios de época faraónica. Son los siguientes:
Junto a estos templos, otro de los atractivos de la isla Elefantina lo concentra el Museo de Aswan, que explicamos más abajo.
Esta isla recibe el nombre de un cónsul británico que fue el principal impulsor de lo que puede visitarse en la actualidad: un gran jardín botánico que hará las delicias de los amantes de las plantas exóticas, las flores y la horticultura en general. Su paseo peatonal es también uno de los lugares preferidos de los aficionados al turismo ornitológico, por sus posibilidades para el avistamiento de aves migratorias.
Se trata de una isla alejada del centro urbano, pues se ubica a unos 4 km al sur del centro de Aswan, pero se recorren de forma sencilla y agradable con una faluca. En ella hay otra pintoresca aldea nubia y una curiosa roca con un grabado jeroglífico de época ptolemaica. Se llama la Estela del Hambre y en sus treinta y dos columnas se muestra el relato de la preocupación del faraón Zoser (Imperio Antiguo, Dinastía III, que vivió unos 2.500 años antes de esa inscripción) por la hambruna generada ante una fallida crecida del Nilo.
Aswan cuenta con varios museos en los que la cultura nubia tiene un gran peso, pero también se ocupan de otros aspectos culturales e históricos de la ciudad. Destacamos, en concreto, tres: el Museo de Aswan, el Museo Nubio y el el Museo del Nilo.
Su colección hace un repaso a toda la historia antigua de Aswan, desde la época predinástica hasta la etapa grecorromana. Si bien muchas de las piezas nubias se trasladaron al Museo Nubio, lo que se expone aquí es de gran valor: desde sarcófagos y momias hasta armas, pasando por cerámicas, estatuillas, utensilios cotidianos, etc. El museo, recientemente rehabilitado, se encuentra en la isla Elefantina, en la villa que sirvió de hogar para Sir William Willcocks, arquitecto de la Presa Baja a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Probablemente, el mejor museo para conocer todo lo relacionado con la cultura nubia, que en Aswan tiene mucha presencia. Situado en las cercanías del cementerio fatimí, se trata de un bello y amplio recinto en el que no solo se exponen piezas antiguas, sino también recreaciones de ambientes típicos nubios. Entre los objetos de mayor valor, los recuperados en yacimientos arqueológicos y encuadrables en lo que fue el Reino de Kush. El museo es fruto del acuerdo con la Unesco para recordar lo que se perdió con la construcción del Lago Nasser.
Situado a las afueras de la ciudad, a unos 6 km al sur de Aswan, concretamente en las inmediaciones de la Presa Baja. Se trata de un centro expositivo de tres plantas en el que el río Nilo es el gran protagonista, mostrando aspectos tan diversos como la fauna y la flora asociada a él, las técnicas de riego que las diferentes civilizaciones explotaron con sus aguas o los sistemas de navegación empleados en su cauce. Cuestiones culturales que no solo engloban a Egipto, sino también a los otros 10 países por los que discurre este río, por lo que el museo sirve para tender puentes entre todos ellos.
La ciudad actual no se extiende por la orilla occidental del Nilo, sin embargo en ella encontrarás interesantes atractivos del turismo de Aswan. Y los encontrarás inmersos en una de las estampas más originales de este destino: las blancas dunas de arena trufadas de árboles locales que crecen espontáneamente, principalmente palmeras y sicomoros. Estos son los principales puntos de interés que encontrarás aquí:
Se trata de uno de los atractivos estrella entre los turistas, en buena medida por su arquitectura monumental que se inspira precisamente en las tumbas fatimíes del cementerio situado en la otra orilla. Sin embargo, este mausoleo es mucho más reciente, de mediados del siglo XX, dedicado a un personaje muy popular: el Sultán Mahommed Shah Aga Khan III, 48º Imán de los musulmanes ismailíes chiíes, del actual Pakistán. Su afición a pasar los inviernos en Aswan hizo que se levantara aquí su mausoleo a su muerte, promovido y cuidado por su esposa la Begum Aga Khan, antigua Miss Francia.
La mejor muestra de cómo arraigó el cristianismo en Aswan es el Monasterio de San Simeón, conocido también como Deir Amba Saam. Se ubica a algo más de 1 km desde la orilla y sorprende por su relativo buen estado de conservación. Se construyó en el siglo VII, con reconstrucciones posteriores, abandonándose en el siglo XIII. Combina la piedra con el adobe y algunos tramos de su muralla miden 9 metros. Quedan algunos restos de la decoración mural, como la pintura de Cristo en el ábside. Una forma habitual de llegar hasta aquí es a lomos de un dromedario, recorriendo las dunas del lugar. De camino a este monasterio cristiano encontrarás otro, el de Santa Hedra, aunque en este caso sí está bastante deteriorado.
Es uno de los grandes monumentos de época faraónica en Aswan y, como era habitual en aquel entonces, se trata de tumbas dedicadas a grandes personajes de aquella civilización. Están situadas en la orilla occidental del río Nilo, por donde se ponía el sol. Se trata de dignatarios de la antigua Sunt y buena parte de ellas datan del Imperio Antiguo y del Imperio Medio. La más destacada es probablemente la de Sarenput II, en tiempos de la Dinastía XII, donde se conservan pequeñas estatuillas osiríacas y pinturas murales.
Al hablar de las playas de Aswan, no imagines grandes áreas y resorts vacacionales al estilo de los que hay en el Mar Rojo o en el Mar Mediterráneo. Se trata más bien de pequeñas áreas en las que el Nilo baña la orilla de arena blanca, propia de las dunas, donde las pequeñas embarcaciones locales pueden hacer una parada para que los viajeros se refresquen o descansen a la sombra de un sicomoro. La oferta hostelera aquí se trata principalmente de pequeños alojamientos, muchos de ellos ambientados al estilo nubio y algunos otros con piscina, o cafeterías con terrazas que ofrecen bellas vistas hacia el río.
Los alrededores de Aswan albergan también lugares de gran interés, a los que puedes llegar por carretera o en faluca, más al sur de la isla de Sehel. Para visitarlos, lo ideal es organizar una excursión de media jornada o de jornada completa, lo cual será tiempo suficiente para disfrutar del trayecto y de la visita en sí. Estas son las principales propuestas.
El Templo de Filae se encuentra junto a la isla del mismo nombre, a unos 8 km al sur de la ciudad. A pesar de ser relativamente reciente (época grecorromana), es reconocido por todos los expertos como uno de los más bellos y, probablemente, la última gran obra arquitectónica del Antiguo Egipto. Por ello, le dedicamos el espacio que se merece en una página aparte.
Situado a unos 20 km de Aswan, también en dirección sur, se encuentra el Templo de Kalasbsha. Aunque su estado de conservación es peor que el de Filae, se mantiene como otro interesante ejemplo de templo egipcio construido ya en época romana. Dedicado principalmente a la deidad local Mandulis (o Merul), relacionada con el sol, conserva algunos interesantes relieves tallados en los bloques de piedra: unos representan a divinidades egipcias y otros a emperadores divinizados. Se trata de uno de esos templos que quedaron amenazados por la subida de las aguas del Nilo con la construcción de la Presa Alta de Aswan, que fue trasladado piedra a piedra a su ubicación actual, con la colaboración de arqueólogos e ingenieros alemanes.
Aunque es una obra moderna de ingeniería y no un monumento histórico-artístico como los otros, muchos son los que se acercan hasta la Presa Alta de Aswan para conocer este proyecto que cambió para siempre la fisonomía de la zona y la economía de la ciudad. Su objetivo era regular el caudal del Nilo, evitando así los efectos adversos de las crecidas del Nilo. Sus espectaculares cifras hablan por sí solas: tiene más de 3,5 km de longitud y una anchura de base de casi 1 km.
Este monumento no está precisamente cerca de Aswan (casi 300 km por carretera). Sin embargo, esta es la ciudad más cercana y, por tanto, el lugar desde el que parten las excursiones. Muchas de ellas por carretera, algunas en barco y otras, en avión, que resultan más cómodas y rápidas. Por su importancia turística, le dedicamos también una página a Abu Simbel, el gran proyecto de Ramsés II.
A pesar de no ser una de las ciudades más grandes de Egipto y de estar ubicada muy lejos del resto de grandes metrópolis, Aswan sí es una de las mejor comunicadas con el resto del país. Además, cuenta con una cierta variedad de opciones de transporte para la movilidad por la ciudad y sus alrededores. Todo ello te lo mostramos con detalle a continuación.
Hay cuatro grandes formas de llegar a Aswan desde otros puntos del país. La primera de ellas, en avión, puesto que cuenta con su propio aeropuerto comercial, situado a unos 15 km al sur de la ciudad. Como decíamos, recibe vuelos nacionales, principalmente desde El Cairo y Luxor, y es además la base desde la que parten vuelos a Abu Simbel. No obstante, en ocasiones se habilitan nuevas líneas, como ocurrió en el pasado con la que lo unía directamente con Londres Gatwick, por lo que conviene estar atentos a las novedades que se puedan producir.
La otra gran vía de entrada para el turismo de Aswan es el río Nilo: a través de cruceros privados, cada día llegan miles de viajeros a la ciudad. Suele ser la etapa final de este viaje fluvial, que parte a menudo de Luxor o de Esna, ya sea en modernas motonaves o en tradicionales diahabiyas.
Por otro lado, cabe citar el tren nocturno: en su estación central finaliza la gran línea de ferrocarril que conecta cuatro de los grandes destinos turísticos de Egipto, es decir, El Cairo, Giza, Luxor y Aswan. Esta estación se encuentra al norte del centro y está bien servida de taxis locales. Un trayecto desde El Cairo hasta esta ciudad suele tener una duración de 14 horas aproximadamente.
Y por supuesto, no se puede descartar la opción de la carretera, aunque dada la lejanía con respecto a otras ciudades, las grandes compañías de autobús no siempre incluyen Aswan como destino dentro de su red de líneas regulares. En cambio, si optas por un vehículo privado con chófer, como el que te ofrece Egipto Exclusivo, debes tener en cuenta las siguientes distancias y duraciones:
Al igual que el resto de ciudades de Egipto, la red de transporte público de Aswan tiene sus particularidades. Los microbuses son de uso predominante para la población local, mientras que los taxis ofrecen una alternativa más segura y relativamente económica: puedes calcular entre 10LE y 20LE para un trayecto normal por el centro, por ejemplo desde la estación de tren al hotel.
Los transbordadores que surcan el Nilo tienen mayor fiabilidad horaria y están más estandarizados en lo que a frecuencias se refiere, con salidas cada 15 minutos aproximadamente desde la Corniche, ya sea para acudir a las islas o a la orilla occidental del río. Hay tres trayectos principales: uno hacia la zona sur de la Isla Elefantina (Museo de Aswan), otro hacia la zona norte, donde se encuentran los principales hoteles, y otro más al norte de la ciudad, con rumbo a las Tumbas de los Nobles.
Por supuesto, puedes valorar todas estas opciones en modo privado: un taxi o minivan con chófer para hacer turismo por Aswan o una faluca tradicional para surcar las aguas del Nilo, ya sea como medio de transporte o por puro placer. Si necesitas presupuesto sobre este tipo de servicio, solo tienes que ponerte en contacto con Egipto Exclusivo.
Hay una oficina de turismo en Aswan y está situada junto a la estación de ferrocarril (Midan Al Mahatta). No se trata de una oficina grande ni cuenta con abundante material que ofrecer a los turistas, aunque sí pueden proporcionar una valiosa información sobre horarios y otras informaciones de interés.
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