La relación de los judíos con Egipto es tan antigua como la propia religión. Y en la actualidad, pese a que su número se ha reducido drásticamente, aún perviven lugares de enorme interés que bien pueden motivar un viaje con esta temática como piedra angular. Por ello, en esta página te damos información sobre ello y te recordamos que Egipto Exclusivo puede organizar un programa a tu medida, con la visita guiada y personalizada a todos esos lugares.
El judaísmo es una de las religiones ‘vivas’ más antiguas del mundo. Y aunque resulta difícil establecer una cronología concreta, se puede decir que su surgimiento y su primer desarrollo coincidieron con la época dorada de la civilización faraónica. Es por ello que la interrelación entre los judíos y Egipto es muy estrecha, más de lo que imaginaría una persona no versada en la materia.
Abraham, considerado el fundador del judaísmo, fue padre de Isaac y éste, de Israel (Jacob, para el cristianismo), quien tuvo 12 hijos. Esa docena de descendientes dio lugar a las Doce Tribus de Israel, que fueron esclavizadas en el Antiguo Egipto. Más tarde, volvieron a la Tierra Prometida, según se describe en el Éxodo, uno de los cinco libros que componen la Torá (y también uno de los muchos que forman el Antiguo Testamento).
Según el libro del Génesis (otro libro sagrado para el judaísmo), las Doce Tribus se habían establecido en la ciudad de Ramesés y desde ella partieron en su regreso. La historiografía suele estimar esa fecha de regreso en el 1250 a.C, es decir, en pleno reinado del faraón Ramsés II.
Esa liberación de la esclavitud en Egipto y el poserior liderazgo hacia la Tierra Prometida tuvieron como artífice a Moisés, nacido probablemente en la región de Gosén, en el Antiguo Egipto. Moisés, considerado uno de los profetas del judaísmo (y también en el cristianismo y en el Islam), es también el protagonista de otros episodios sagrados, acontecidos antes o durante el éxodo hebreo. En especial, la revelación de la Zarza Ardiente y la entrega de las Tablas de la Ley o de los Diez Mandamientos, en el Monte Horeb (Monte Sinaí).
Un Moisés que habría estado en interlocución directa con el faraón para permitir dicha liberación, algo a lo que éste solo habría accedido tras descubrir los estragos de las diez plagas, enviadas por Yahveh.
Todos estos episodios son narrados en los mencionados libros sagrados, pero además de esos relatos existen otros documentos históricos de enorme valor y que atestiguan la presencia de los judíos en Egipto. Es el caso de los papiros de Elefantina, que sugieren la existencia de un templo dedicado a Yahveh en esta isla de la ciudad de Aswan, en torno al siglo V a.C.
Algunos siglos después, ya en época ptolemaica, esta dinastía de origen griego promovió un periodo de florecimiento cultural e intelectual, sobre todo en la capital, Alejandría, del que también formó parte la comunidad judía. Por ejemplo, con las aportaciones de Filón de Alejandría (siglos I a.C-I d.C).
Tras el segundo gran éxilio de la diáspora de los judíos, Egipto se fue convirtiendo poco a poco en uno de los principales lugares de acogida. Aunque en clara situación minoritaria, establecieron una sólida comunidad, sobre todo a partir de la conquista árabe, en una convivencia que no siempre fue pacífica.
En cualquier caso, se construyeron importantes sinagogas, como la de Ben Ezra en El Cairo (entonces, El Fustat) y se estableció una importante saga de rabinos locales, que aún hoy tienen una gran reputación entre los judíos de Egipto y de otros países. Para los españoles, y en particular para los cordobeses, hay un nombre que destaca por encima de todos: el famoso Maimónides, que llegó a ser médico de Saladino.
Durante la dominación otomana, la convivencia se deterioró de nuevo pero con la política de apertura del país por el gobierno de Mehmet Alí y el auge de la Egiptología del siglo XIX, la comunidad judía vuelve a experimentar una época dorada. Los miembros de la comunidad judía en Egipto lideran numerosos proyectos, muchos de ellos de promoción urbanística, como se puede apreciar en el centro de El Cairo, a cuyo desarrollo contribuyeron directamente.
Y así se mantuvo hasta mediados del siglo XX, momento en el que, según algunas fuentes, había entre 50.000 y 100.000 judíos en Egipto. Asociados a esta comunidad bien acomodada en el país, hay diferentes nombres que destacaron en distintas áreas de la sociedad, como Gaby Aghion, nacida en la entonces multicultural Alejandría y que posteriormente fundó la firma de moda Chloé en París.
Pero poco después comenzó una drástica reducción de dicha población: la creación del Estado de Israel en 1948 propició la Aliyá (gran emigración rumbo a Israel) y los conflictos bélicos desatados en la región (que enfrentaron a Egipto con Israel) fueron sus dos principales motivos.
En la actualidad, resulta difícil cifrar el número de judíos en Egipto. Algunas fuentes hablan de decenas o centenares, pero otras informaciones sugieren que apenas se reducen a un puñado de miembros, quienes ponen todo su énfasis en preservar el legado de esta religión histórica en el país. Un legado que se materializa en los lugares que recopilamos en la siguiente sección.
Si uno de los motivos de tu viaje es descubrir los lugares más simbólicos para los judíos en Egipto, los que te presentamos a continuación no pueden faltar en tu programa. Son sitios de enorme significación para todos los turistas que profesan esta religión, pero también son espacios de enorme interés para viajeros de cualquier otro credo, puesto que están cargados de historia.
El Monte Horeb, conocido como Monte Sinaí por los cristianos y como Yebel Musa para los musulmanes, es un lugar sobrecogedor, donde es difícil no emocionarse. Sobre todo si el viajero amanece en su cumbre, momento en el que los primeros rayos del sol tiñen con una luz rojiza las peculiares cumbres rocosas de esta cordillera montañosa.
Según el Éxodo y el Deuteronomio, Moisés ascendió esta montaña para recibir de Yahvéh las Tablas de la Ley, también llamadas las Tablas de los Diez Mandamientos. Era un decálogo con las normas que debían respetar los israelitas, pues sus costumbres derivaban en muchos aspectos de otras religiones de la región, pero carecían de unas leyes fijas que les sirvieran de base.
Seguro que ya los conoces, pero a modo de recordatorio y de manera concisa, aquí te los mostramos:
La cumbre se encuentra a 2.285 msnm, aunque se parte ya de una altitud considerable: 1.580 msnm, aproximadamente, que es donde se ubica el Monasterio de Santa Catalina. Los que deseen pasar la noche en la montaña para ver amanecer, deben pernoctar en la llanura de la cuenca de Elías e ir bien provistos de ropa de abrigo y saco de dormir, pues hace frío por la noche, incluso en verano.
Existen dos modalidades de ascenso, que confluyen en la mencionada llanura:
Aunque el monasterio está gestionado por la Iglesia ortodoxa griega de Jerusalén y sus construcciones principales son de carácter cristiano (salvo la mezquita que se encuentra en el interior de sus muros), este lugar también tiene una enorme significación para quienes desean conocer los lugares sagrados de los judíos en Egipto.
El motivo no es otro que aquí se encuentra la Zarza Ardiente. En la práctica, sería un vástago de la planta original que ardió sin consumirse, llamando la atención de Moisés, que comprendió que suponía la aparición de Yahveh. En esa comunicación, le fue transmitida la misión de liberar a su pueblo y de guiarlo de vuelta a la Tierra Prometida.
Aunque el número de judíos en Egipto es hoy realmente escaso, aún se conservan sinagogas, algunas de ellas recientemente restauradas, donde se cuestiodian objetos de enorme valor. El mejor ejemplo de ello es la sinagoga de Ben Ezra en El Cairo, en su barrio antiguo.
La construcción actual se remonta al siglo IX, restaurada en el XII por el rabino de Jerusalén que le da nombre, Abraham Ben Ezra. Asociados a este lugar hay también episodios sagrados de esta religión. Por ejemplo, la reunión de los judíos en Egipto siguiendo al profeta Jeremías en el siglo VI a.C, tras la primera destrucción del Templo de Jerusalén a manos de las tropas del rey babilónico Nabuconodosor.
También aquí o muy cerca de aquí, según creencia de los judíos de Egipto, estaría el lugar en el que una princesa egipcia (de nombre Termutis, según algunas fuentes), hija de un faraón indeterminado, encontró a Moisés bebé, depositado en una cesta para evitar que se cumpliera la orden de dar muerte a todos los niños varones hebreos recién nacidos. La princesa ordenó que fuera amamantado por una mujer hebrea, que acabó siendo su propia madre, Iojebed.
A finales del siglo XIX tuvo lugar un asombroso descubrimiento: los Documentos de Geniza, que son unos 250.000 manuscritos que revelan detalles sobre la vida de los judíos en Egipto y en el norte de África a partir del siglo XI. Actualmente se encuentran dispersos en diferentes bibliotecas del mundo.
Los judíos de Egipto construyeron otras muchas sinagogas, aunque por desgracia la mayoría no se conservan. Sí han sobrevivido otras, en diferente estado, que enumeramos a continuación:
Todos estos lugares forman parte de nuestros circuitos por el país o los damos a conocer en formato de excursión desde diferentes lugares. Por ejemplo, desde el Mar Rojo, por lo que si tienes pensado llegar desde Israel a través de Taba para pasar unas vacaciones en el sur del Sinaí, puedes contactar con nosotros para descubrir estos sitios sagrados e inolvidables.
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