Hay muchos obeliscos egipcios en Roma. ¿Pero por qué? Como contamos en la página de Arquitectura, es un elemento arquitectónico característico del Antiguo Egipto. Algunos de ellos son auténticas reliquias arqueológicas, como el famoso Obelisco Inacabado de Aswan, una de las ciudades donde la actividad cantera fue más importante.
Su espectacularidad no exenta de misterio y misticismo atrajo la atracción de las potencias extranjeras que, a lo largo de los siglos, ejercieron su dominio en este territorio. Su monumentalidad está fuera de toda duda, pero también se muestran como testimonios del pasado glorioso de la potencia que sustrajo dicho obelisco en el pasado. Eso hizo que muchos de ellos salieran del país y ahora decoren las más importantes plazas de países occidentales.
Obeliscos egipcios en Roma: ¿por qué?
Si hay una ciudad no egipcia donde los obeliscos adquieren un atractivo en sí mismos, esa es Roma. La antigua capital del imperio que dominó el Antiguo Egipto durante varios siglos atesora una especial variedad de obeliscos egipcios, algunos de ellos en los lugares más emblemáticos de la capital italiana y vaticana. Y como curiosidad, casi todos ellos están coronados por una cruz, símbolo del cristianismo.
Los 5 mejores obeliscos egipcios en Roma
La ‘ciudad eterna’ tiene un total de 13 obeliscos, que contribuyen precisamente a darle esa consideración de ‘ciudad eterna’. Estos son los 5 más representativos:
- Obelisco de la Plaza de San Pedro: llamado Obelisco Vaticano. Carece de jeroglíficos y parece ser que se extrajo en Heliópolis y se erigió en Alejandría en tiempos de Cesar Augusto, por lo que tiene un origen romano. Está hecho en granito rojo y desde que el papa Sixto V ordenara su traslado hasta aquí en el siglo XVII (anteriormente había decorado el Circo de Nerón y, después, caído en el olvido), fue el elemento central de la plaza. Es uno de los más grandes, con cerca de 40 metros de altura
- Obelisco de la Plaza del Popolo: construido en Heliópolis en tiempos de la dinastía XIX (siglo XIII a.C), en sus inscripciones jeroglíficas hay referencias a Seti I y Ramsés II. Mandado transportar por Augusto en el año 10 d.C, y ubicado en uno de los lugares más importantes de la capital de aquel imperio: el Circo Massimo. Llamado Obelisco Flaminio por ubicarse al comienzo de la vía Flaminia, en una de las plazas más populares de Roma.
- Obelisco de la Plaza Navona: se ubica en un lugar artísticamente sobresaliente, es decir, coronando la Fuente de los Cuatro Ríos de Gian Lorenzo Bernini, lo que da cuenta de la gran consideración que han tenido siempre los obeliscos egipcios. En realidad, este en concreto es una réplica mandada construir por el emperador Domiciano, en el siglo I d.C, para decorar el circo de Majencio de la ciudad romana
- Obelisco de la Plaza de la Minerva: es uno de los más llamativos pues, en realidad, se erige sobre el cuerpo de un elefante, escultura hecha por el mencionado Bernini en el siglo XVII. Este obelisco sí procede de Egipto, pues fue mandado traer por Domiciano desde Heliópolis. Como curiosidad, es probable que el pintor español Salvador Dalí se inspirada en este monumento para la iconografía de algunos de sus cuadros
- Obelisco de la Plaza de la Rotonda: otra de las plazas míticas de Roma que tiene un obelisco en su centro es esta plaza, donde se ubica el Panteón de Agripa. Llamado Obelisco Macuteo por ubicarse frente a la iglesia de San Macuto. Se realizó en tiempos de Ramsés II en Heliópolis y fue traído a Roma para decorar un templo dedicado a la diosa egipcia Isis
Por último, cabe decir que, a diferencia de otros monumentos y obras de arte ubicadas fuera de Egipto, como el busto de Nefertiti o la Piedra Rosetta, Egipto no ha mostrado una intención formal de recuperar dichos obeliscos, quizás porque las historias de ambas potencias se entrecruzaron en el cambio de nuestra era.