Obeliscos de Egipto… en otros países: señal de grandeza

Como hemos contado en otros posts de este blog, los obeliscos de Egipto son auténticas señas de identidad. Y así se muestran en el propio país, pero también en Roma, capital del imperio que en la Antigüedad ejerció un poderoso dominio sobre este territorio: algunos fueron promovidos por los propios emperadores pero otros son anteriores y fueron traídos expresamente para decorar los lugares más emblemáticos de la ciudad eterna. En este post, en cambio, hablamos de obeliscos de Egipto que están en otras ciudades distintas, lo que demuestra que siguen siendo elementos de prestigio y orgullo en todo el mundo.

Obelisco de la Plaza de la Concordia, en París

Probablemente, el obelisco egipcio más famoso fuera de Egipto sea el de la Plaza de la Concordia de París. Y, a pesar de lo que mucha gente cree, no está ahí fruto de un expolio, sino de un regalo: fue Mehmet Alí, valí de Egipto en tiempos de la dominación otomana, quien decidió regalárselo a Francia en 1830 en señal de concordia, dentro de una estrategia para estrechar lazos con las principales potencias europeas. Además, 8 años antes un francés, Jean-François Champollion, había realizado uno de los mayores descubrimientos relacionados con la cultura egipcia: el desciframiento de los jeroglíficos. 

El propio Champollion participó en la elección del obelisco más adecuado para este lugar: se trata de, nada más y nada menos, uno de los dos que flanqueaban la entrada al templo de Luxor (antigua Tebas), de tiempos del faraón Ramses II. Y sin duda, uno de los grandes atractivos son precisamente sus espléndidos jeroglíficos. Además, en la base del monumento, a modo de pedestal, se añadió otro monolito con un esquema de cómo fue desmontado y transportado hasta llegar aquí. 15 años después, en 1845, el rey Luis Felipe I de París entregó a Egipto un reloj de cobre para ser instalado en la ciudadela del Cairo… aunque nunca llegó a funcionar.

Obeliscos del Hipódromo, en Estambul

Estambul, capital del mencionado imperio otomano, también se congratula de tener dos grandes obeliscos en su plaza más importante: Sultanahmet, antiguo hipódromo de Constantinopla (nombre antiguo de la ciudad, cuando era a su vez capital del imperio romano de Oriente y, después, del imperio bizantino). Uno de ellos es de tiempos de Tutmosis III en Luxor y traído hasta aquí por Teodosio, hispano que gobernaba ya el imperio desde esta ciudad. En cambio, el otro se conoce como Obelisco de Constantino y es muy distinto: no está hecho de una única piedra (como ocurría en el Antiguo Egipto) sino a base de numerosos bloques que estaban revestidos de placas de bronce. Además, su construcción es muy posterior: a cargo del emperador bizantino Constantino VII, en el siglo X, por lo que no es un obelisco egipcio como tal. 

Agujas de Cleopatra en Londres y Nueva York

Cerramos este repaso de obeliscos de Egipto fuera del país con dos que forman pareja pero que en la actualidad están muy distantes entre sí: son las Agujas de Cleopatra y están en Londres y Nueva York, respectivamente. Se realizaron también en tiempos de Tutmosis III (siglo XV a.C) para la ciudad de Heliópolis y, a pesar de su nombre, no tienen una relación directa con Cleopatra. No obstante, fueron llevados a Alejandría, la capital en tiempos de aquella reina-faraona, por su rival y vencedor, el emperador romano Augusto. 

En cambio, ahora están en estas otras dos ciudades desde el siglo XIX, de nuevo como maniobra diplomática por parte de gobernadores egipcios. En el caso del obelisco de Londres, que está en Westminster, fue Mehmet Alí quien promovió este regalo en 1819 para conmemorar las victorias británicas frente a Napoleón en las guerras napoleónicas. No obstante, por diferentes vicisitudes económicas, no llegó hasta esta ubicación hasta 1877.

Por su parte la aguja de Cleopatra de Nueva York está en Central Park y fue una maniobra comercial de Ismail Pasha para afianzar relaciones comerciales con el país norteamericano, precisamente poco después de la apertura del Canal de Suez en 1869. Su instalación se produjo en 1881.

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