Si pensamos en los grandes templos del Antiguo Egipto, como los de Luxor o los de Abu Simbel, el color que nos viene a la mente es el de la piedra desnuda, utilizada para su construcción, generalmente granitos y areniscas abundantes en el sur del país. Pero, ¿había colores en los templos del Antiguo Egipto? Aquí respondemos y mencionamos algunos de los ejemplos más simbólicos al respecto.
Sí, había colores en los templos del Antiguo Egipto
A muchos les parecerá sorprendente, pero sí: había colores en los templos del Antiguo Egipto. Pero por culpa del paso del tiempo y el abandono, esos pigmentos han acabado perdiéndose en la mayoría de casos. Y decimos “en la mayoría” porque hay algunas magníficas excepciones en las que el colorido ha llegado hasta nuestros días. Lo ha hecho en un estado muy delicado y sólo en algunas partes, pero eso ha permitido que los trabajos de restauración recientes hayan devuelto esplendor a esos espacios.
Templos del Antiguo Egipto con colores
Si quieres visitar y detenerte en algunos templos donde los antiguos colores son especialmente visibles, aquí te presentamos algunos ejemplos que, además, forman parte de muchos de nuestros circuitos.
Templo de Esna
Es probablemente el templo más colorido de todo el país. Y se han conservado porque la sala hipóstila, donde se concentra el colorido, estuvo sepultada bajo la arena depositada durante siglos, tras su abandono. Este espacio está decorado con jeroglíficos por todas partes, tanto en las columnas como en las paredes y el techo. Predominan tonos fáciles de obtener de la tierra, como los tonos rojizos, marrones o amarillentos, pero también otros que aportan un fascinante contrapunto, procedentes de minerales menos habituales, como el verde o incluso el azul. Se comenzó a construir en época ptolemaica (siglo II a.C) y se terminó ya bajo el dominio romano (siglo I-II d.C), de modo que ese carácter tardío en la construcción ha ayudado también a su preservación.
Templo de Edfú
Situado cerca del anterior, fue construido íntegramente durante el periodo ptolemaico. Aquí, el colorido es menos evidente, pero se ha conseguido recuperar gracias a unos trabajos de restauración concluidos en 2024. Además, estos trabajos han descubierto otro detalle importante en relación al colorido: determinados espacios estaban cubiertos de placas de cobre, lo que aportaba un característico tono dorado brillante. Dichas placas no se conservan, pero sí las hendiduras utilizadas para incrustarlas sobre la pared.
Templo de Abydos
Construido como monumento funerario al faraón Seti I (dinastía XIX, siglo XIII a.C), el templo de Abydos es uno de los que más y mejor colorido conserva. Y eso le aporta un valor muy especial, dada su antigüedad. Sus relieves muestran al mencionado faraón en diferentes actitudes, como realizando ofrendas o reverencias a diferentes divinidades.
Templo de Dendera
Por último, el templo de Dendera es otro que no podíamos pasar por alto, pues aquí el colorido ayuda a crear un ambiente realmente sugestivo. Su sala hipóstila conserva gran parte de sus pigmentos originales, en concreto el techo azulado, lo que aporta un carácter celestial al lugar. No por casualidad: este templo, dedicado a Hathor, tiene una gran relación con la astronomía antigua, como demuestra el gran zodiaco circular de una de las salas.
Además de estos cuatro templos, hay otros muchos monumentos para conocer de cerca el cromatismo de los edificios en el Antiguo Egipto. Especialmente, tumbas como las que se pueden visitar en el Valle de los Reyes, de las Reinas y de los Nobles. Sin duda, fue una civilización que dio mucha importancia al valor simbólico de los colores, como demuestra la invención del azul egipcio, que te contamos en este otro post.